Con la jactancia del mísero gusano
Vitorea como el que más sus propios logros,
Siempre evocando supuestas epopeyas
De igualmente supuestas fe y arrojo
Siente que su antojo es ley, siente que es la ley,
La fragua de la moral, y el fin del poder.
Piensa que lo que ocultó no se ha de saber:
Que a los reyes combatió, para hacerse rey.
Observa en derredor con su mirada recia,
y lo encandilan nada mas las apariencias;
Y ve lealtades que comprende como triunfos,
Mas son lealtades con hedor a dependencia.
Estando escrito el guion de su comedia,
Se abandona en el regazo de la calma.
Lo que se dice mil veces se hace cierto,
Y asi su mito precisa menos armas.
Lo que no ha de comprender, ha de destuir.
Lo que nunca alcanza a ver, lo puede intuir.
Nunca tuvo la razon que suele blandir,
Sólo olfato de animal para subsistir.